14 jun 2018

2018-06-14 Necutia

La previsión del tiempo para Aralar no era todo lo buena que deseábamos. Como en otras ocasiones decidimos cambiar la zona ya que el objetivo principal es pasar un buen día. Por ello elegimos la Sierra de la Demanda. Hace unos años un chaval de la zona nos habló de Necutia, y lo teníamos en la recámara.


Como siempre el grupo no ha puesto ninguna objeción al cambio, lo que teníamos era ganas de salir sobre todo, tras las dos últimas suspensiones.


Pasando por Ezcaray nos dirigimos hasta el pueblo de Posadas. Las zonas altas se ven cubiertas por las nubes que poco a poco deberán dejar su sitio al sol. Tras aparcar en el pueblo cruzamos el río y la par de un caserío utilizado como central hidroeléctrica giramos a la derecha. Vamos siguiendo una pista herbosa durante poco más de un kilómetro. Salimos a la carretera y enseguida encontramos un desvío a la izquierda con las marcas de PR que no abandonaremos hasta llegar casi a la cima. El camino de subida durante todo este tramo va siguiendo el arroyo de Ortigal por un bosque de hayas. La ruta resulta muy agradable ya que de momento las pendientes no son exigentes. Además el cielo ya está totalmente azul.


Durante el camino debemos cruzar con mucho ojo el arroyo, ya que las piedras resbalan bastante.  Antes de abandonar el hayedo llegamos a una gran cascada. Se nota que ha sido una primavera generosa en agua por el caudal que tiene.


Ahora con unas pendientes más fuertes las hayas se convierten en pinos negros. El camino también se estrecha hasta salir al circo. Desde aquí un zigzag nos llevará hasta el portillo de Necutia donde enlazamos con la pista que atraviesa toda la Sierra de la Demanda.


Al salir a la pista giramos a la derecha para buscar la cima de Necutia a la que llegamos en poco más de diez minutos.


De regreso al portillo seguimos por los senderos de las distintas elevaciones para evitar la pista en lo posible. Por aquí haremos las cimas de Espelzia y Domingo Pedro.


Tras bajar de esta última cima cruzamos la pista y atacamos la empinada rampa de Cachipurri. En esta cima nos encontramos un gran Quijote de hierro como buzón.


Ahora ya solo queda descender y poco a poco llegamos hasta la última cima. Parlacia es una pequeña loma en nuestro descenso.


Desde aquí el descenso se hace muy brusco por un cortafuegos herboso, pocos son los descansos que tiene este tramo. De hecho vamos viendo casi todo el tiempo el pueblo allí abajo.


Al final han sido casi 20 kilómetros y 1.300 metros de desnivel positivo acompañados de un bonito día. ¡Que ganas teníamos ya!

Una breve visita a Ezcaray cierra otro gran día entre amigos, hasta la próxima.

Fotos aquí