En el día de ayer realizamos la ascensión a una de las cumbres más emblemáticas de Gipuzkoa, el monte Hernio de 1.075m. Iniciamos la marcha en la conocida Venta de Iturriotz (se cuenta que aquí descanso San Ignacio de Loiola a su vuelta de las indias) con un espeso sirimiri a nuestras espaldas. Breve visita a la ermita de San Juan, junto a la cual se encuentra un manantial donde dicen que la gente venia a curar la sarna. A través de la ladera del Gazume llegamos al conocido collado de Zelatun, ahora con la compañía de la lluvia y el viento. Después de una breve escampada iniciamos el asalto final a la cumbre del Ernio, esta vez con nieve y fuertes rachas de viento. Unos metros antes de la cima cumplimos con la tradición; nos encontramos con una cruz llena de aros metálicos, que según dicen conviene pasarse por el cuerpo si queremos librarnos del reúma. Llegamos a la cima, repleta de cruces ( cuenta la leyenda que las madres de Errezil tomaron la decisión de matar a sus hijos en el monte Ernio para que sus enemigos no se los arrebatasen en el escenario de una fortísima batalla en la que los romanos vencían a los vascones en el collado de Zelatun). Una nueva ascensión sin poder disfrutar de las vistas. Volveremos.
