16 dic 2016

Marinda

Es diciembre y nos volvemos a juntar para despedir el año como Dios manda y recordar esos grandes momentos que nos ha brindado el año. Este año queríamos despedirlo en la cima de Marinda. Hace ya algún tiempo que Jon y yo lo teníamos entre ceja y ceja. Y si además nos recomiendan un buen sitio para comer en los alrededores, que más vamos a pedir.

El autobús nos deja en Sendadiano. Nos calzamos las botas y empezamos a caminar por una cómoda pista en busca de nuestra cima.  Poco a poco, vamos viendo la pirámide de Marinda frente a nosotros. 


Como no podía ser de otra manera nos desviamos un poco a nuestra derecha para subir a la cima de Lordondo en primer lugar. Cima secundaria que tachamos de nuestra lista y de paso estiramos un poco la jornada de hoy.


Reincorporados a la pista seguimos buscando Marinda. Una valla a nuestra izquierda marca el límite entre el paseo y el tramo de exigente subida. El repecho es duro por momentos, aunque vamos parando para ir viendo todo el valle e ir identificando cimas.


Ya en la cima picamos un poco y damos un trago a la bota de vino. Este es un capricho que reservamos para días especiales.


La bajada por la otra vertiente también es empinada. Así que aunque sin dificultad pero si con atención vamos descendiendo. La ruta es corta y si el día acompañaba teníamos previsto alargar pasando por las ermitas de San Antonio y La Trinidad. Así, charlando por grupos y arreglando el mundo, seguimos caminando.


En el camino entre las dos ermitas nos encontramos por sorpresa con un endrinar lleno de endrinas. Son grandes y están duras. Así que Joseba nos pone a recolectar unas cuantas para hacer un poco de patxaran para el próximo año.


Tras la cosecha pasamos por la ermita de La Trinidad. Desde aquí ya, una amplia pista nos baja hasta Sta Eulalia donde nos espera el autobús. Cuando parecía que el día iba a aguantar perfecto, nos pilla un poquito de lluvia durante los veinte minutos finales. Al llegar al autobús, ropa seca. La bolera del pueblo se convirtió en nuestro improvisado vestuario.


Ya en el autobús vamos hasta la taberna La Era en Escota. Un sitio que nos recomendaron y que ha cumplido con creces. De hecho en la taberna nos juntamos con un par de montañeros que ya eran habituales. En muchos de sus paseos de cuadrilla acaban comiendo aquí.


Con la alegría que produce el compartir estos momentos con buenos amigos, despedimos otro buen año. Eso si, nos disponemos a comenzar el año de nuestro décimo aniversario con la ilusión de cuando empezamos en esta aventura.

Gracias a todos por vuestras comprensión y por tomaros tan bien los errores que podemos cometer en alguna ocasión. Es un placer contar con un grupo así.

Fotos aquí
 https://goo.gl/photos/gcBT26dY8ikw1cLJ6