11 jun 2017

Txindoki infantil

Partimos de Bilbao a las 8 de la mañana para llegar a Larraitz sobre las 9:30.  El objetivo es el Cervino, pero el vasco. El Txindoki es conocido también de esta manera por su parecido con ese otro clásico de los Alpes. Es una preciosa montaña que no debe faltar en el listado de ningún aficionado.

Suponemos que iremos como en procesión y es que el parking está bastante lleno de coches. Comenzamos a caminar y pasamos la valla al final del parking. Durante casi el primer kilómetro el trayecto transcurre por una cómoda pista. Luego un desvío a la izquierda, nos hará atajar la pista y ya subiremos por un sendero un poco mas incómodo a tramos debido a las piedras que asoman. 

El recorrido no tiene pérdida ya que está balizado como PR, con lo que con seguir las marcas blancas y amarillas llegaremos a la cima.

El camino continúa ascendiendo sin demasiada pendiente. Durante un pequeño tramo el pinar de uno de los lados del camino nos da un poco de sombra. Justo al acabar el pinar ya divisamos a nuestra derecha el Ausa Gaztelu. Una bonita cima que ya visitamos el año pasado los mayores.


El día había amanecido con bruma pero a estas horas el sol ya está apretando sobre nuestras cabezas. La fuente del río Oria nos sirve para refrescarnos un poco. Unos metros después de la fuente volveremos a pasar otra valla para hacer un par de zetas por una pendiente que va creciendo poco a poco.


Como bien suponíamos hoy tendríamos muchos compañeros de viaje y así ha sido. El goteo de gente con la que nos hemos cruzado ha sido constante. De hecho la subida la hemos realizado casi a la par de un numeroso grupo de padres y madres y gran cantidad de valientes, que como los nuestros, no daban tregua.

Tras una nueva valla ya empezamos a tener grandes campas en las laderas muy próximas ya a las  bordas de Zirigarate. El camino sigue subiendo sin ninguna dificultad hasta el collado de Egurral.


Estamos ya muy cerca de la cumbre y ahora si que tenemos que emplearnos a fondo. El camino ya pica con fuerza hacia arriba y la piedra que sobresale en algunos puntos nos hace tener que mirar más donde pisamos. 

Ya en la cima casi tenemos que sacar ticket para hacernos la foto. La verdad es que si bien las vistas eran preciosas hacia cualquier lado, la estancia en la cumbre se ha hecho molesta debido a la gran cantidad de insectos que había en ella.


Finalmente volvemos por el mismo camino y es que nos están esperando muy cerca de las bordas de Zirigarate para comer a la sombra de un par de árboles.


Un refresco en Larraitz pone fin a otro fantástico día de monte. Nos llevamos para casa uno de los clásicos de nuestra geografía.
Fotos aqui

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