La
jornada comenzó muy pronto, a las seis de la mañana hemos quedado en la
gasolinera de la autopista en Arrigorriaga. Tenemos por delante un
viaje de cuatro horas
y una caminata de por lo menos siete horas en función del ritmo y de las
paradas.
Por
fin llegamos a los Baños de Panticosa y nos calzamos las botas. Mirar
hacia arriba impresiona, los desniveles en esta zona son grandes.
Empezamos
a caminar por detrás de los edificios del antiguo balneario. Aquí
enlazamos con el G.R.11 que en amplios zigzags comienza a transitar
por bosque. De forma
cómoda y rápida vamos ganando altura. Fuera del bosque las rampas
empiezan a empinarse algo más.
En algo más de dos hora llegamos al
ibon inferior de Brazato. Lo bordeamos y continuamos ascendiendo
para situarnos ya en los ibones superiores.
Es en el Puerto de Brazato donde debemos abandonar las marcas del G.R.11 y
comenzar a ascender en diagonal hasta llegar a la cima sin ninguna
complicación.
El
día acompaña y las vistas son espléndidas. Ya desde el puerto venimos
observando el Vignemale, pero ahora podemos ver también El Taillón,
Monte Perdido, Balaitus, Peña Telera, Garmo Negro por nombrar alguna de
las más significativas.
Comenzamos
el descenso directo hacía el ibon inferior de Brazato, para de esta
manera bordearlo en sentido contrario en el descenso. A sus pies decidimos hacer la parada
para comer. Una
vez dada la vuelta al ibon, descendemos por el mismo camino que hemos subido.
Ya
junto al balneario, un remojón de pies en el rio y una cervecita en
refugio ponen fin a la marcha. Ahora nos queda volver a Panticosa y
alojarnos en el hotel Casa
Morlans.
Tras
el reparto de habitaciones, ducha y nos juntamos para cenar en el
propio hotel. Después del madrugón y de las horas de marcha toca
descansar, el Anayet nos está
esperando.
Suena
el despertador, las mochilas ya están preparadas y bajamos a desayunar.
Huevos fritos , chorizo, bacón, café, tostadas, uff! como nos hemos
puesto.
Partimos
hasta el acceso de la pista de Formigal denominada Anayet. Como ya
suponíamos, la barrera está cerrada, así que haremos los dos primeros
kilómetros por carretera.
Una vez llegado al parking de las pistas de ski ypor el lateral derecho
enfilamos el barranco de Cubillas.
Finalizada la ascensión al barranco
aparece ante nosotros una maravillosa vista. El ibon de Anayet (solo a
uno le queda agua) flanqueado a sus lados por el Anayet
y por el Midi d’Ossau. Un cielo totalmente azul da un mayor encanto al
paisaje y todos estamos de acuerdo en que este es uno de los rincones
más bonitos que conocemos del Pirineo.
Después de realizar varias fotos continuamos la marcha hacía la cima de Anayet. Sus diferencias tonales nos cautivan y esta distracción nos hace más llevadera la ascensión al collado.
Llegamos al paso de la cadena y como hemos traído algún arnés decidimos ponérnoslo. El paso no tiene complicación aunque a algunos el uso del arnés nos ha dado mayor tranquilidad. Ya solo nos queda la chimenea que no representa dificultad para el grupo. Alcanzada la cima las vistas son espectaculares, el esfuerzo ha merecido la pena. Ya de vuelta al collado una parte del grupo decidimos hacer la cumbre del Vértice de Anayet para completar la jornada.
La vuelta la realizamos por el mismo camino, eso si, primero reponemos fuerzas junto al ibon.
De vuelta a Panticosa hacemeos una pequeña parada en Sallent de Gallego para conocer el pueblo. Cena en el hotel y a descansar.
El viernes visto que las condiciones no eran las mejores decidimos dejar para otra ocasión la ascensión al Garmo Negro.
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