Cuando planificas el calendario nunca piensas que en enero va a hacer semejante día. Una pena ya que la marcha de hoy era corta. El día hubiese merecido algo más.
Comenzamos desde Nabarniz por una pista ancha y en buen estado. Casi sin enterarnos la abandonamos para tras una ladera herbosa acceder a la cima de Arrola.
La cima no es el único objetivo del día. A poca distancia tenemos el castro de Arrola, los restos de un poblado de la edad de hierro. Este es un buen sitio para hacer una parada y disfrutar del día. Un rato de conversación para los adultos y de juegos para los peques.
La vuelta se nos complica pasamos una valla junto a una granja y dos fieros perros nos ladran desafiantes. Finalmente conseguimos reducirlos con unas caricias y que posen para las fotos.
Fotos aquí
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