El día comenzaba torcido, o al menos eso perecía al llegar a Alsasua donde compramos pan y tomamos un café. ademas de ser uno menos, ya que el despertador había jugado una mala pasada a un componente, había bastante niebla.
De todas formas llegamos hasta Bakaiku y decidimos comenzar a andar. Lo más probable era que la niebla estuviese metida en el valle pero no en el raso. Eso parecía indicar al menos la luz que que se notaba en la calle.
Comenzamos a caminar entre casas para enseguida llegar a una pista, en este primer tramo ganamos altura rápidamente. Todo ello entre la hojarasca de un bonito bosque de hayas.
Poco a poco la pista se va estrechando y se convierte en un precioso sendero que subimos con facilidad. La niebla como suponíamos va desapareciendo en la altura, al elevar la vista comenzamos a divisar un espectacular cielo azul.
Mirando a nuestra izquierda vamos viendo una fortísima pendiente en el bosque y cómo la niebla se va quedando abajo. Así llegamos hasta un cruce en el que se incorpora a nuestro camino una pista que viene de Etxarri-Aranatz. Ya apreciamos el portillo de entrada al raso de Urbasa.
Llegamos y pasamos una valla metálica. El día acompaña y es pronto, así que decidimos acercarnos hasta la cima y la ermita de San Adrián. Bonita vista de Beriain la que nos ofrece este punto, pero no la única. En frente tenemos Aralar, donde podemos ver como asoma la punta de una pequeña pirámide, "Txindoki".
En esta zona nos cruzamos con varios montañeros además de con un par de rebaños de ovejas y cabras. Una de las cabra se hace muy amiga del grupo, incluso es posible acariciarla.
Continuamos el camino, pero en vez a de seguir el cordal, seguimos el olfato de Joseba. El bosque de hayas puede depararnos alguna sorpresa en forma de hongo. No es así, es grande la capa de hojas y cuesta ver si hay algo debajo. Y como no hemos venido a setas proseguimos nuestro camino.
Así nos encontramos con la cima de Iruelorrieta, un pequeño cerro donde observamos un trozo de tronco clavado en la tierra. Es el resto del "Mayo" o "Meiatza", una ancestral costumbre que se sigue manteniendo en los pueblos de Iturmendi, Bakaiku y Etxarri Aranatz. Consiste en talar un un árbol lo más alto posible y clavarlo en un lugar señalado. Simbolizar que ha finalizado el invierno y comienza la primavera y sirve para indicar a los pastores que la hierba ya ha brotado y que es tiempo de subir el ganado a los pastos de Urbasa. El 31 de mayo se corta este tronco. Todo esto viene gracias a la curiosidad generada tras una primera explicación de Joseba.
Seguimos la marcha y enseguida llegamos a nuestro objetivo principal, Maiza. Desde aquí divisamos perfectamente las sierras de Aratz, Aizkorri y Udalatx.
Seguimos el cordal para llegar hasta la ermita de Santa Marina y su cima, eso si, tras pasar primero por Iruaitzeta (otra cima menor).
Unos bancos de madera en el exterior de la ermita son un buen sito para comer. Sin enterarnos nos han dado las dos de la tarde y al ver la hora se nos ha despertado el apetito.
Volvemos unos metros sobre nuestros pasos y accedemos al portillo que nos devolverá por un amplio camino hasta Bakaiku. El camino discurre por otro precioso hayedo por el cual se cuelan los rayos de sol creando una bonitas luces en el terreno.
La bajada es bastante directa y en apenas una hora ya estamos en el coche para dar por finalizada la salida. Gran día y es que todo ha contribuido, buen día preciosa ruta y gran compañía (lo siento Koldo).
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